22 de marzo de 2021

QUEJAS



- Buenos días. ¿Qué tal el fin de semana?

- Espantoso. Lo he pasado poniendo lavadoras, planchando, arreglando la casa, haciendo comida para la semana, y me han tocado los niños porque su padre se ha ido de caza. Un horror.

- No lo entiendo. Si tienes tanto que hacer, que se quede sin caza.

- Sí. Es fácil para ti. Mejor no sigo hablando.

- ¿A ti cómo te ha ido el fin de semana?

- Pues como el resto de la semana. Muy mal. Metido en casa. Con miedo al virus este que me tiene agotado y muerto de miedo. No sé si he hecho algo. El ambiente es tremendo para tomar decisiones. Creo que no voy a hacer nada que no sea ir y venir, y veremos si no me doy de baja para poder soportar lo que nos queda.

- Pues dicen que nos vacunan rápido.

- ¿Rápido? No sabes lo que dices. Esto va para largo, porque nada funciona. No hay vacunas, no hay gente vacunando, no hay espacios, no hay nada previsto.

- Pues yo creo que se está haciendo lo que se puede. Esto es un tsunami que nos ha barrido a todos y habrá que reponerse.

- ¿Cómo te vas a reponer, si nadie nos hace caso? Nadie cobra, nadie vive, nadie gana para sobrevivir. Gracias a la ayuda de las Oenegés estamos tirando, ¿Si no? Ya me dirás de qué vivimos.

- Efectivamente la situación es dificilísima, pero con ese ánimo no tiramos. Es verdad que los alquileres son inasumibles, pero antes del Covid ya lo eran. Que los salarios son ínfimos, que las ayudas no llegan con rapidez, pero sólo oigo quejas y quejas.

- ¿Y qué quieres oír? 

- Un poco de ánimo. Un poco de alegría por seguir vivos frente a este monstruo que nos ha invadido. No sé. Dejar de protestar y echar una mano a quien no puede tirar de este carro tan pesado.

- Si, todo muy bonito, pero se han acabado las piezas para fabricar bicicletas y es la única cosa que funciona en la industria española, se han helado las frutas con Filomena, han suspendido la Semana Santa porque les ha gustado a los que mandan, se han cargado la industria de restauración, les ha explotado un cohete que nos ha costado una fortuna, las colas del hambre dan vueltas a las manzanas de los edificios de Madrid … puedo seguir hasta el infinito.

- No lo dudo. Con tus extintas ganas de vivir, nada se puede remontar. De todo lo que me cuentas, me creo la mitad de la cuarta parte y, si te sigo el rollo, me hundo hasta el final del túnel. Es todo tremendo, dura mucho, se ha llevado muchas vidas por delante, nos ha dejado un país esquilmado y endeudado para generaciones futuras, pero hay que salir como sea. Pobres, con una economía lastrada, con angustia por vivir, miedo y sin aparente futuro, pero las quejas me hartan, y producen más canas de las que puedo aguantar. Mañana martes, seguro que es mejor.

Matilde Muro Castillo.


Artículo publicado en HOY de Badajoz el 22 de Marzo de 2021.



10 de marzo de 2021

MÁS MUJERES

 



MÁS MUJERES

Matilde Muro Castillo.



Hoy, en medio de la bronca política habitual, echamos la vista dentro para seguir buscando la justificación, que no parece posible encontrar, del porqué de la presencia de la mujer en la vida cotidiana desde el principio de la humanidad, y hasta ahora.

Han aparecido las matemáticas de la NASA, la descubridora del radio, la inventora de Internet, la creadora de la tortilla francesa, las de detrás de todos ellos, las que silenciaron, las que chillaron, las que se revolvieron y las que murieron en silencio dejando escritos asombrosos de filosofía, literatura y teatro, aunque fuera su marido el que firmaba las obras y recibía aplausos sin fin, las denostadas por saber pensar, las rapadas por ser comunistas, las que hicieron de su vida la de los demás.

El esfuerzo por el reconocimiento es ímprobo y seguirá siendo inagotable, porque la capacidad de ocultación de los modos y maneras de la sociedad que nos hemos dado, es tan eficaz que, aunque pensemos lo contrario, las mujeres seguimos siendo objetos de sospecha, poco valoradas, puestas en duda habitualmente, tachadas de fantasiosas, tenemos días malos, pensamientos alterados, y comportamientos provocadores, todo frente al otro género que puebla la tierra.

La mala fama no hace falta que explique de quién es, el mal aspecto ¿para qué contar?, el descuido es reprochable siempre, la impuntualidad, la falta de perfeccionismo, el depósito de la confianza en la intuición, adelantarse a las ocurrencias de los hijos, saber qué puede pasar sin explicación alguna, vivir con lo imposible, sacar algo de donde no hay nada, no sé si son reproches o habilidades, porque el discurso social confunde de tal manera, que se asienta en alguna parte del cerebro colectivo que no duda en manifestar diferencias donde no debería de haberlas, porque la convivencia entre ambas partes es el origen de nuestra vida.

No voy a entrar en la discusión del “y tú más”, pero es inaceptable el “y tú menos” porque no hay razón alguna para ello.

Mi vida ha sido feliz gracias a la mujer más importante de ella. Mi madre. A pocas personas he conocido que no tengan a su madre como el referente único en el que mirarse, la persona de la que despedirse, la que siempre ha estado ahí para todo, la que ha adornado los sueños, dulcificado las pesadillas, educado el gusto, el tacto, el oído, la vista, el olor. La que ha velado las enfermedades, leído cuentos, recomendado los destinos y enamorándose con nosotras, llorado los abandonos y entendiendo los fracasos. Las madres somos todas mujeres, y me cuesta aceptar que seamos objetos de todo tipo de uso para el otro género, y que cuando destapamos la caja de los truenos desarrollando habilidades semejantes, nos transformemos en la diana de los bajos instintos de los que no nos ven como iguales.

Lo peor es el silencio, seguir calladas, seguir aguantando todo este horror que en algún momento de la vida se torció de tal manera, que cuando ahora veo a seres masculinos en la televisión poniendo la comida al perro o al gato, me da pena porque creo que, si aciertan en la publicidad, las mascotas desaparecen.


Artículo publicado en el Diario HOY el 8 de marzo de 2021.