14 de mayo de 2024

HILOS DE ACERO

 


La paz genera progreso. El progreso se nota en la cultura, en la disminución del analfabetismo, en las empresas que se afrontan sin miedo, en que las ataduras empiezan a apretar menos, a que las personas gobernadas se enteran de lo que piensan los gobernantes y saben, con más o menos certeza, lo que puede ocurrir, siempre que no les engañen.
La alfabetización en España y la dotación de recursos intelectuales a la población no parece que esté bien vista. Es algo que los poderes fácticos empiezan a creer que se les está yendo de las manos, y conviene perturbar el ambiente desde abajo. Es más que necesario, al hilo de las redes sociales, tejer mallas imperceptibles de indefensión de los ciudadanos, que en cualquier momento se pueden ensanchar o estrechar, siempre a conveniencia de los que mandan, porque para eso mandan.
No se trata de modernizar a patadas, que también, no se trata de digitalizar sin conocimientos, que también, no se trata de eliminar cualquier referencia a las formas administrativas anteriores a esta fiebre oscurantista, que también. Se trata de mantener el poder a costa del ánimo del que se cree que sabe y al final resulta un inútil en medio del laberinto sin salida que se han transformado sus derechos, y en ningún caso sus obligaciones, que son más que claras y ejecutivas.
La laminación de recursos ante la administración si no has abierto el correo electrónico que entra por spam, o no entra porque no tienes ordenador y el vecino que te lo manejaba ha emigrado a Australia a cuidar canguros, o viene provisto de un aviso en rojo que te pone los pelos de punta porque dicen que es un engaño, supone la indefensión más absoluta ante el transcurso de los plazos administrativos ocultos y falta de posibilidad de recursos que ya no se escriben, sino que se mandan a la nube. Mientras tanto, la administración usa el boletín oficial del estado como ejecutor de demandas que se suponen conocidas porque han sido publicadas en el ente informático con el carnet de identidad en medio de listas de más de siete mil demandados, pero sin orden ni concierto.
Los pactos entre administraciones que se conchaban entre ellas para recaudar sin descanso, exigir devoluciones de prestaciones concedidas para ganar elecciones, arruinar a los más débiles porque no tienen fuerza en la defensa, o colocar en los puestos de atención al público a seres inertes, desconocedores de lo que manejan, impertérritos ante los argumentos válidos y maestros en el arte del “no puedo hacer nada, soy un simple mandado”, está abocando al miedo, y el miedo genera violencia.
Es verdad que las órdenes son muy claras, que los que dan la cara no hacen sino cumplirlas, pero la red que se está tejiendo de indefensión del ciudadano ante la administración, a la que paga generosamente, es alarmante. 
No se acaban las citas previas, no se aclara nada de nada, los usuarios son personas molestas, los certificados de certificar lo que previamente se ha certificado para que la certificación resulte válida, es de los hermanos Marx, y las condiciones para muchos, pero muchos, son la ruina, la tristeza y el desamparo.
Con hilos de acero se tejieron redes que acabaron con muchas especies animales, y ahora las echamos de menos. Por favor, usen la razón y no el bolsillo. Aflojen la red, porque si los que mandan caen en ella, tampoco sabrán salir.

Matilde Muro Castillo.

Artículo publicado en el diario HOY de Badajoz el 13 de mayo de 2024.


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