31 de marzo de 2025

LAS CUENTAS

 




Nuestro presidente del gobierno se ha subido a la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados (léase nuestra casa), y nos ha explicado, sin decir nada, los compromisos que ha adquirido con el resto de Europa para salvarnos a fuerza de pistolas, misiles, bombas, submarinos con cañones y otras cosas que desconozco, pero que hacen daño.
La amenaza a la que nos enfrentamos es cierta. No hay más que ver la pandilla que ha acumulado poder por el este, el oeste y el mediodía. No hay más que escuchar las ocurrencias mañaneras de los que tienen rotuladores de tinta resistente al agua, o los que no hablan pero da terror cómo miran, o de los que asesinan a los contrincantes políticos envenenándolos en cualquier lugar del orbe, o de los que callan y otorgan. Es verdad que nos tienen acosados, y las personas a las que hemos votado en toda Europa han decidido que lo mejor es responder a tiros. No digo que no sea la mejor solución, desconozco si hay otra, pero lo que no me salen son las cuentas.
He llegado, después de muchas horas de elucubración en silencio, a la conclusión de que las cuentas estaban hechas antes de subirse al hemiciclo el presidente.
Hay que pagar más, mucho más, sin subir los impuestos y manteniendo la asistencia social: pensiones, sanidad, enseñanza, universidades, policía local, salario mínimo vital, ayuda a terremotos de otros, colaboración con países que no avanzan, regalos de cientos de millones para los que amenazan con hablar, asesores sin titulación, compra de opiniones… en fin, que eso dice el presidente que no se va a tocar, con lo que me he puesto a ver de dónde sale el montonazo de dinero para armamento y creo que: Extremadura que se olvide del tren para siempre, que no sueñe con ningún aeropuerto, que las carreteras se queden como están porque pasa poca gente por ellas y da lo mismo si los que pasan se matan, no hay necesidad de invertir en Cultura, tenemos un patrimonio excesivo que se mantiene en pie por el buen tiempo, luego las inversiones ahí sobran, como van a sacar todos los minerales raros de nuestra tierra “gratis et amore” recaudarán de las empresas que vengan a coger lo poquito que emociona, que es el paisaje, nos quitarán las líneas de autobuses porque hay veces que llevan plazas libres y no son rentables, harán una campaña de comunicación hasta que nos convenzan de que lo mejor es quedarse en casa viendo esas campañas y dejarnos de soñar, porque ¿para qué soñar? Eso es de ricos e induce a la tentación del gasto.
Apliquen estas medidas a Castilla León, Castilla la Mancha, Aragón, La Rioja y Galicia, y las cuentas están cuadradas. Si no se gasta en los ciudadanos que andan dispersos, porque tienen mucho territorio para abandonar, no hay que invertir en infraestructuras, cultura, bienestar ambiental ni asesores. Se pueden gastar ese dinero en defenderse a ellos mismos, porque los demás habremos muerto de hambre y pena y sin presupuestos.
¡Qué lástima ser ama de casa! Siempre se sabe qué y cómo se come mañana.

Matilde Muro Castillo.
Artículo publicado en el diario HOY de Badajoz el 31 de marzo de 2025.


21 de marzo de 2025

EL CAMPEONATO

 


Cada día al amanecer de cada uno, y sin saberlo, nos sometemos a la prueba constante de saber quién es el más tonto del lugar.
Nos matamos a reafirmar que las cosas están cambiando a una velocidad impredecible, y es verdad. Día a día nos quedamos obsoletos en el conocimiento de lo más cercano, dejamos de saber cómo funcionan las cosas que antes iban como la seda, y que ahora, como consecuencia de esos cambios, empiezan a amargarnos la vida.
¿Quién sabe a la primera cómo funcionan las luces de un hotel? ¿quién no se ha pasado la noche entera con las luces encendidas o se ha desollado el dedo gordo del pie contra la pata de la cama porque no ha sabido encenderlas? Además, como somos prepotentes en general, no queremos llamar a la recepción a preguntar dónde está la conexión, si hay que dormir con la llave de la habitación bajo la almohada, si hay que rezar algo o pronunciar palabras mágicas para que el sistema eléctrico arranque. Todo se da por sabido. Nadie explica nada porque todos, menos nosotros, son listos.
No salgamos de la habitación del establecimiento. Intentemos ducharnos con agua caliente. Veamos. Hay una cosa reconocible que cuelga del techo y que parece que puede soltar agua. ¡Adentro valiente! Es verdad. Se enciende sola y empieza la ducha helada o te abrasas. ¿cómo se controla la temperatura? Eso es para nota. En una experiencia mía si abrías antes el agua del lavabo a la temperatura que deseabas, el sistema memorizaba esa temperatura y sólo con entrar en la ducha ya tenías todo hecho. Absurdo, como pueden comprender, pero no iba a llamar a la recepción a preguntar. Resulta humillante. 
Intento abrir con sistema abre fácil el cartón de la leche. Ya he aprendido a hacerlo en el fregadero y provista de herramientas contundentes que me permitan hacerlo. Limpio la leche derramada en la pila todos los días, y el cartón queda destrozadito.
Vamos con los tapones de corcho de las botellas de vino. Nos han hecho comprar toda clase de adminículos para conseguir que salgan fácilmente. Es muy frecuente que el tapón se adentre en la botella a navegar y haya que colar el vino antes de tomarlo, porque cuando se ha acabado la maniobra, el corcho se ha desmoronado entre tanto intento de sacarlo limpiamente. Dicen que es elemental abrir una botella de vino.
Intentemos sintonizar los canales de la televisión que, por una desgracia, de las grandes, se han descompuesto. Manual, mando a distancia, paciencia, gafas para leer el manual, y ¡adelante! Transcurrida la tarde en cuestión, la televisión ha perdido la antena, se oye el móvil en ella, sólo emite canales pornográficos con absoluta nitidez y una cadena de noticias diarias, que son precisamente las que no queremos ver porque ya estamos bastante amargados. Es decir, que cuando apagamos y encendemos nuestro televisor, hemos decidido que la uno se ve en la ciento catorce, la dos en el ochenta y nueve, la tres en la cuarenta y siete, y así sucesivamente, y nos empoderamos pensando que la televisión es nuestra, que la vemos como queremos y que el orden es el nuestro, y que, si somos los más tontos, mejor. Así hemos sido siempre, y no nos ha ido tan mal, aunque, de cualquier forma, es difícil vivir.

Matilde Muro Castillo
Artículo publicado en el diario HOY de Badajoz el día 17 de marzo de 2025.


3 de marzo de 2025

ATAQUES DE SÍ MISMO

 


La distancia física, ahora rota casi siempre por la imagen manipulada del personaje del que se trate, hace mucho en la apreciación de quien se cree un ser superior frente al que le contempla y escucha con estupor.
Escuchaba los consejos de un pacífico amigo que, sin levantar la voz, me decía que debería sosegar mis apreciaciones acerca de quién me soliviantaba el ánimo, y tratar de conseguir que la frecuencia disparada de mis pulsaciones, cuando se ponía ante mí cualquiera de estos sujetos aceleradores de mis ritmos cardiacos, bajaran, que tratara de evitar una muerte súbita sin otra razón aparente que la irritación, ya que él consideraba que morir por un ataque de prepotencia de otro, era absurdo, que si hay que morirse, se muere uno por razones propias, no ajenas.
Este amigo entrañable reforzaba sus opiniones diciéndome que, con el dinero que mis padres habían empleado en mi formación, el esfuerzo que yo había gastado en hacer la ola a mis padres, los madrugones que me marcaron para siempre, y la agenda de gente buena que yo atesoraba, no podía dejarme influenciar por opiniones ajenas que, al otro lado de mi vida, no tenía por qué compartir. Su medicina era: respira hondo, cierra los ojos, y ¡a otra cosa mariposa!
Siempre que comentábamos lo que ante nuestros ojos pasaba, él siempre respondía, sin levantar la voz, repito: “¡qué vivita estás hija!”, “¿cómo pueden resistir tus válvulas cardiacas semejantes atropellos?”, y aunque yo creía que aquello era medicina, resultaba siempre gasolina para el fuego de mis opiniones acerca que quienes se creen con derecho a arrebatar a cualquiera lo que no es suyo. Me da lo mismo si quieren sus tierras, sus costumbres, su religión, su ánimo o su vida. No me importa lo que quieran diezmar, pero las formas soldadescas de porque sí, de que me pertenece porque me gusta, lo quiero porque lo necesito y no hay más que hablar, esas formas, me producen la aceleración que, no lo dudo, en algún momento me cuesta la respiración.
Claro que, intentar rebatir a un amigo que tiene el ánimo de una ameba, la necesidad de expresar los sentimientos que un agresor de lo ajeno me producen (no quiero decir si me agreden a mí o lo que considero cercano), es una tarea inútil. Mis pulsaciones siguen a mil, necesito subir al jardín a podar, caminar muchísimo, a pesar de que no me guste, calzarme los zapatos de larga distancia, ponerme las gafas del alma para intentar ver de lejos, y respirar echando por las orejas los efluvios parecidos a los de las ballenas, ese chorro de aire que expulsan cuando están hartas de navegar contemplando el panorama que les estamos dejando en el océano y deciden subir a la superficie. 
Últimamente camino mucho, he dejado mi jardín como nuevo, y es posible que este verano no haya sombra. Dicen los que me conocen que respiro mucho, que guardo grandes silencios y que opino hacia dentro.
Espero pacientemente a que los que me provocan estas reacciones de cetáceo, mueran de ataques de sí mismos, antes de que yo muera por sus indecencias. Me daría rabia dar la razón a mi consejero y desaparecer en un golpe de impotencia.

Matilde Muro Castillo
Articulo publicado en el diario HOY de Badajoz el 3 de marzo de 2025