29 de septiembre de 2018

PERDIDOS


Se supone que los que mandan deben saber qué hacen, pero a las pruebas nos remitimos: no tienen ni idea, y esa inseguridad nos provoca un malestar general en la población que, a pesar de lo que crean los iluminados, sólo aspira a vivir en paz y con la mayor tranquilidad posible.
            Si repaso las últimas noticias leo que la Iglesia se ha dedicado a poner a su nombre todo lo que siempre se ha creído que era de todos sin precisar en concreto de quién, pero que por el hecho de ser españoles podíamos presumir de ello, y autorizábamos a los administradores de los edificios, catedrales, mezquitas, parroquias, puestos de periódicos, solares con vistas al mar, paisajes o ruinas dignas, que pasaran la hucha para mantener los bienes y usarlos a mayor gloria de quien consideraran, sin imponerles ninguna otra obligación de comportamiento que no fuera la dignidad.
            Confiamos demasiado y nos creímos que era nuestro mientras se dedicaban a inscribir en los registros las cosas a su nombre, sin pagar por la propiedad.
            Nos dicen que vendemos armas de destrucción masiva y corbetas de guerra, y lo aceptamos en silencio porque de algo hay que vivir, y si nos dedicamos a fabricar armas mortíferas y todos estábamos de acuerdo en mantener esa producción como medio de vida, pues a callar en nombre de la mayoría; pero que nos digan que las armas que fabricamos no matan … en fin, es un poco desconcertante.
            Nos dicen que van a convocar elecciones inmediatamente y a los quince días nos dicen que no, que hasta 2.030 está previsto un programa que nadie conoce y pocos han votado. No quiero dudar de las buenas intenciones de quien se pronuncia con visión regeneradora y salvadora de un país que, bajo el criterio del manifestante, está hundido en la miseria, pero han de reconocer que tal cosa produce inquietud ante la distorsión de los hechos.
            Nos creímos que los impuestos no convenía tocarlos porque la clase media está desapareciendo, la asfixia es total, la economía se ralentiza, los bancos van a salir corriendo de la mano de las empresas, y la falta de buena gestión por parte de los poderes públicos de los ingresos del Estado ocasiona miedo en quien quiere invertir, pero es verdad que los van a subir sin medir las consecuencias, lo que de nuevo ocasiona miedo e inquietud ante la verdad o no de la medida.
            Nos dicen que van a cambiar la Constitución con urgencia, que van a hablar con los independentistas, que van a ¿qué? si a las dos horas cambian de opinión y matizan las declaraciones del propio que convoca rueda de prensa a bombo y platillo.
            Creo que estamos un poco perdidos, no sabemos a qué quedarnos, dónde quedamos los españoles a los que gobiernan sin consultarnos y tenemos la impresión de haber sido ninguneados y manipulados por los que ahora tienen voz, y atracados por los anteriores gobernantes.

            El panorama es desolador.

Publicado en HOY el 29-9-2018

29 de agosto de 2018

EL DRON





Cuando tenía las vacaciones preparadas me llegó una carta de Hacienda diciendo que no estaban de acuerdo con mis declaraciones, y que como consecuencia del desacuerdo me quedaba sin vacaciones durante mucho tiempo. Les rebatí con argumentos plausibles y me respondieron que aparentemente era verdad lo declarado, pero que como ellos querían vacaciones también, preferían decir que no se creían lo que estaban viendo, y que además yo tenía la obligación de hacerles el trabajo pidiendo facturas a mis proveedores chinos, obligando a los indios a que me escribieran en español, a los bancos que hicieran las transferencias como mandan ellos y a los que reciben los frutos de mi trabajo que me hagan certificados manifestando que me están agradecidos en tal o cual proporción para que los de Hacienda consideren las normas que les parece, hasta el límite que su nómina les permite, en medio de la aplicación de eso que se llama “productividad”. Como son grandes y yo no, me he aguantado.
            El IBI se ha disparatado de tal forma que creí que me facturaban por los Jardines Finzi Contini en lugar de por mi casa. Lo mismo. Argumentos, papeles, planos, el disparate de la subida y al final, a disfrutar de mi patio lleno de macetas que parece que tiene un valor inconmesurable. He aplazado el IBI hasta donde me han dejado y he bajado la cabeza y como tengo tendencia a ver el vaso lleno, me conformo con quedarme en casa y ahorro en gasolina, restaurantes, colas, cremas que me protejan del sol, caprichitos, hoteles, y reuniones con amigos. La verdad es que no ahorro nada, simplemente me quedo sin vacaciones por razón de los impuestos que no puedo afrontar, pero no conviene dramatizar. Mi patio está precioso, he invertido en un controlador de riego porque lo del agua es como si viniera bendecida por las tuberías, y en los momentos de sofoco insoportable a la hora de la siesta abro el controlador y me riego de cabeza a pies haciendo de la miseria virtud.
            Para que me resulte más cómodo, he decidido esta mañana que me iba a poner la manga riega en la pared atada con una cuerda y que me mojaba a placer sin otra preocupación que el chapoteo del perro en el charco, es decir: felicidad plena.
            Un moscardón ha empezado a merodear por el patio. Cada vez me parecía que iba más cercano resultando molesto y chirriante. Cuando me he dado cuenta era un dron, situado en mi trocito de cielo, haciendo ruido y vigilando mi adorable ducha de manga riega sobre silla de plástico en medio de plantas que sufren estrés hídrico por el asunto del ahorro.
            ¿Qué hago? No sé cómo justificar este placer del agua cuando me llegue el próximo requerimiento de Hacienda por ser feliz a pesar de ellos, la revisión del IBI por haber hecho crecer las plantas y con ello aumentar volúmenes, o la multa de tráfico por haber tenido la silla en medio del patio sin obedecer el código de la circulación.

            El dron me ha arruinado la mañana y el resto del verano. La foto me llega seguro y de nuevo, no me puedo defender.

Artículo publicado en el diario HOY . 29-8-2018.

6 de abril de 2018

¿QUÉ ESTÁN HACIENDO?

Señorías todas. Políticos todos de este país llamado España, ¿qué están haciendo con nosotros?
¿Hemos sido malos?, ¿hemos desobedecido?, ¿nos hemos alborotado en exceso para sus gustos?, ¿no estudiamos bastante?, ¿no nos acostamos a la hora que nos mandan?, ¿no trabajamos lo suficiente sin ilusión a cambio?, ¿qué estamos haciendo mal?, dígannoslo por favor y haremos lo posible por poner las cosas en su sitio y poder vivir en paz.
Si repasamos sus comportamientos, (algo en lo que no quiero caer porque es tan evidente que sería fácil), somos los ciudadanos una molestia apestosa para ustedes, que son los reyes del mambo. Les resultamos rastreros, insalubres, viejos, pedigüeños, cabezones, proclives a la charla, depredadores de sus posibles riquezas, con manías como la del comer todos los días, pesados con la cosa esa de la libertad para andar por la calle. Seres infectos que se empeñan en mantener un servicio público de salud en orden, gente que grita porque los que deberían defendernos, nos atacan. Nos consideran sospechosos de haber cometido la irregularidad de salir a la calle sin abrir la última notificación de Hacienda, sujetos a los que hay que alimentar con palos y zanahorias, o a los que hay que hablar mintiendo porque no somos lo suficientemente inteligentes para ustedes.
En lo peor de la especie nos están transformando con sus comportamientos. Nos mienten, nos roban, nos atacan sin piedad, nos vigilan sin motivo, nos asan a impuestos sin razón, no explican nada, hacen lo que les parece entre ustedes, pactan impunemente arruinarnos la vida, y nosotros a cambio ¿qué recibimos?: nada.
Así me siento.

3 de abril de 2018

ASMA ASSAD

II guerra mundial. Taringa.net. 






ASMA ASSAD
Es la esposa del actual presidente de Siria, el que ha desatado y mantenido durante siete años una guerra civil que le ha costado la vida a más de quinientos mil ciudadanos, ha echado de su casa a más de cinco millones de sirios, ha destruido el incalculable patrimonio que fue el origen de la humanidad civilizada, y presume de su país arrasado, de edificios humeantes, calles vacías y cadáveres esparcidos por el centro, los aledaños y los desiertos.
Si alguien se atreviera a contar la realidad y el porqué de esa guerra, nos llevaríamos las manos a la cabeza porque a lo mejor hubiera sido conveniente dejar en el poder al partido gobernante y tratar de dar educación a un pueblo que he conocido en primera persona en tiempos de paz, y eran receptivos a cualquier forma de conocimiento.
Pero, al margen de la política internacional, ¿qué pensará la esposa del actual presidente de Siria?, ¿qué pensará Asma Assad acerca de lo que ocurre en su país?, ¿qué vida llevará en medio de bombardeos que asesinan niños y dejan huérfanos a adolescentes que buscan a los padres en medio de las ruinas?, ¿va a la peluquería de palacio?, ¿recibe pedidos de ropa de alta costura desde Londres?, ¿pasea impertérrita por los jardines de su residencia?, ¿se alimenta de los excelsos productos que la cocina siria genera?, ¿bebe té a todas horas?, ¿lee novelas rosas?
En algún momento de mi vida he estado en residencias de presidentes de gobierno en medio de una guerra civil, y no me extraña que no quieran que la guerra se acabe, porque las escenas son de bacanales de comida y bebida, mientras la población se dejaba la vida en medio de bombardeos, ataques nocturnos o emboscadas asesinas, pero eran hombretones de rompe y rasga, decidiendo sobre plano por dónde deberían ir los ríos de sangre, y no se sabía si había esposas o no.
En este caso la esposa está y debe asentir a lo que ocurre, porque desde luego si hubiera estado en contra, la habían eliminado, y eso es lo que me apena.
¿Alguien puede creer que una señora con ese poder no hable?
A mí me cuesta.