3 de abril de 2018

ASMA ASSAD

II guerra mundial. Taringa.net. 






ASMA ASSAD
Es la esposa del actual presidente de Siria, el que ha desatado y mantenido durante siete años una guerra civil que le ha costado la vida a más de quinientos mil ciudadanos, ha echado de su casa a más de cinco millones de sirios, ha destruido el incalculable patrimonio que fue el origen de la humanidad civilizada, y presume de su país arrasado, de edificios humeantes, calles vacías y cadáveres esparcidos por el centro, los aledaños y los desiertos.
Si alguien se atreviera a contar la realidad y el porqué de esa guerra, nos llevaríamos las manos a la cabeza porque a lo mejor hubiera sido conveniente dejar en el poder al partido gobernante y tratar de dar educación a un pueblo que he conocido en primera persona en tiempos de paz, y eran receptivos a cualquier forma de conocimiento.
Pero, al margen de la política internacional, ¿qué pensará la esposa del actual presidente de Siria?, ¿qué pensará Asma Assad acerca de lo que ocurre en su país?, ¿qué vida llevará en medio de bombardeos que asesinan niños y dejan huérfanos a adolescentes que buscan a los padres en medio de las ruinas?, ¿va a la peluquería de palacio?, ¿recibe pedidos de ropa de alta costura desde Londres?, ¿pasea impertérrita por los jardines de su residencia?, ¿se alimenta de los excelsos productos que la cocina siria genera?, ¿bebe té a todas horas?, ¿lee novelas rosas?
En algún momento de mi vida he estado en residencias de presidentes de gobierno en medio de una guerra civil, y no me extraña que no quieran que la guerra se acabe, porque las escenas son de bacanales de comida y bebida, mientras la población se dejaba la vida en medio de bombardeos, ataques nocturnos o emboscadas asesinas, pero eran hombretones de rompe y rasga, decidiendo sobre plano por dónde deberían ir los ríos de sangre, y no se sabía si había esposas o no.
En este caso la esposa está y debe asentir a lo que ocurre, porque desde luego si hubiera estado en contra, la habían eliminado, y eso es lo que me apena.
¿Alguien puede creer que una señora con ese poder no hable?
A mí me cuesta.

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