22 de agosto de 2023

EL CASINO

 


Nunca he practicado juegos de azar. No me gusta perder, y menos aún contemplar el enfado irracional del que pierde creyéndose tener derecho a lo que él ha pensado sin contemplar las posibles variantes que cualquier juego ofrece.

Las reglas de los juegos de azar dicen que están escritas, pero dependiendo de los lugares, jugadores, idiomas y costumbres, varían a placer del director del evento.

Había creído tener claro el resultado de las elecciones en España del pasado 23 de julio, que los españoles habíamos decidido ser varios, distintos en territorios, lenguas, costumbres y educaciones, pero resulta que se han transformado en un casino en el que se juega al mejor postor, donde se combinan las mejores alianzas, la trampa por la espalda funciona y el enfado del mal perdedor es evidente.

Ahora da miedo ir a votar porque no se sabe qué puede pasar con tu voto que, creo inocentemente, como la mayoría de los españoles, que se emitió tratando de evitar la bronca mayúscula, la negación sistemática, la mala educación, el ninguneo de las instituciones y el abandono de lo que realmente importa a los ciudadanos: que sus cosas se agilicen, que lo que haya de hacerse se haga, que los proyectos no conlleven décadas con cambio en las normas de juego, que donde dije que sí, ahora es que no porque se ha tardado tanto que han cambiado de opinión los nuevos jugadores, han muerto los anteriores gestores o se han jubilado después de cuarenta años de cotización a las alfombras del poder.

Ha recibido más votos un señor que los otros, pero las normas del juego no van por ahí. Hay que saber jugar las cartas con una baraja tan complicada como las del tarot en las que la interpretación es la que emana de la mente del que las maneja. La realidad de las alianzas es evidente, y es lo que las urnas han escrito es claro: hay que gobernar conversando y sin imponer ideas irrefutables, aportando nuevos conceptos de convivencia y escuchando a los pequeños, que no están felices con el lugar que la casa común les ha asignado (aunque sigan viviendo del dinero de los padres y sueñen con emanciparse recibiendo la paga los domingos).

No parece que el panorama sea el que describo: seguiremos igual, escuchando no a todo, recibiendo ideas difíciles de digerir porque el peso del pasado es un lastre de complicada asunción repentina, se seguirá ninguneando a las instituciones porque ahora el que decide quién reparte el juego es un delincuente en fuga, seguiremos escuchando cosas que no entenderemos porque nunca hemos pisado alfombras de tal grosor, donde el ruido se mitiga y poco sale a la luz, aprenderemos nuevas palabras de insulto, emergerán ocurrencias para humillar al contrario, se elevará el tono de voz siempre, darán miedo con amenazas que parece imposible que se lleven a cabo, pero las pondrán en práctica, se cerrarán capítulos presupuestarios, se cerrarán ministerios, se abrirán otros, se olvidarán de casi todos como siempre, porque en medio de ese casino nuevo en el que se ha transformado el Congreso, los trileros mandan.

Matilde Muro Castillo.

Artículo publicado en el diario HOY de Badajoz el 21 de agosto de 2023



7 de agosto de 2023

LAS MUJERES

 



Este mes pasado han sido ocho las asesinadas a manos de sus parejas, las que tenían o tuvieron en tiempo con las que la convivencia se hizo insoportable, pero que anidaron un odio eterno hasta matarlas sin importar cómo: degüello, tirarlas por el balcón, ahorcamiento, puñaladas frente a los hijos menores, estrangulamiento, atropellamiento con el coche, golpes con resultado de muerte, ... ese catálogo atroz de formas de matar con una violencia de difícil explicación y que además de un cadáver dejan huérfanos menores que han presenciado escenas inolvidables, padres y hermanos que nunca se recuperan de ese recuerdo atroz de la forma de desaparición de la hija que, además de atender su casa, les atendía a ellos, les mandaba dinero al otro lado del mar, o del desierto, les hacía la comida todos los días porque estaba pendiente de ellos, les llevaba a los niños al colegio a la hermana que no tenía buen horario de trabajo, ayudaba a la vecina a hacerle la compra porque no podía salir del piso ni bajar las escaleras, limpiaba portales, atendía despachos de abogados (porque también asesinan a mujeres más que formadas y de un alto nivel social), cirujanas, economistas, brillantes amas de casa que escriben novelas en sus ratos libres, mujeres que se entregan a la educación de sus hijos y tienen vida propia en los ratos en los que los quehaceres lo permiten. Todas somos objeto presente, futuro y siempre posible de esa violencia posesiva, asesina, albergada en alguna parte de la mente del hombre, o del cuerpo que no es la mente, que hace pensar que se puede matar impunemente a una mujer por el hecho de serlo. Esa parte de no se sabe qué componente educacional arrastrado durante milenios en los que parece que las mujeres sólo sirven, somos como animalitos falderos a los que se puede dar una patada si estorban, ignorar si no conviene, desahogarse con palizas si el alcohol invade los sentidos del salvaje maltratador, mostrar lo más horrible del ser humano con ella a fuerza de cuchilladas, desguazar el cadáver con una sierra mecánica, meterla en bolsas de plástico y enterrarla poco a poco o congelarla como presa de caza para futura ocasión, porque a lo mejor se la come si tiene hambre.

Se firman obras escritas por ellas para que ellos figuren y sigan calzando zapatos brillantes, a los que ella está obligada a sacar el lustre de rodillas. Se pintan cuadros procurando que la firma no aparezca muy visible porque ella no es un ser digno de ser mostrado. Afloran artistas al mundo que nos hacen felices con sus interpretaciones a millones de personas, pero por ello, sólo por su éxito, en casa reciben palizas, vejaciones, encierros, hambre y robo de sus bienes y sus almas.

Es muy difícil ser mujer. Es complicado que te traten como si fueras un ser humano normal, sin más ni menos prebendas o capacidades que los del otro sexo. La demostración constante, la defensa numantina de los derechos frente a los iguales es agotadora, y los que me lean y sean mujeres, saben que no me equivoco.

Hoy he conocido a un huérfano reciente de madre asesinada frente a él, y me preguntó si había visto a su madre, que se había muerto, pero que iba a volver.


Matilde Muro Castillo

Artículo publicado en el diario HOY de Badajoz el 7 de agosto de 2023.