2 de mayo de 2017

EL TIEMPO

Pasa de forma inexorable y casi no nos damos cuenta.
Contemplo asombrada cómo, los que lo tienen muy valorado económicamente, lo desprecian y arrastran allá por dónde van. Se insultan, amenazan, aseguran, comprometen y desmoronan ilusiones de los que contemplamos cada vez más enfurecidos que se pierden en cazar moscas, mientras los demás nos matamos para llegar a final de mes con la lengua fuera, y seguros de que si se nos para el despertador, nos cercenan la cuenta corriente previo insulto refugiado en miradas de reproche.
Cuando la honradez sea congénita, la razón y las discusiones sean ajustadas, los plazos respetados y las personas tratadas por igual, con la misma medida de tiempo, habremos avanzado y ese tiempo que  hoy nos falta, entonces sobrará.
Imagen del blog "La canción de la sirena"

De forma grandilocuente prometen que van a vigilar a los que mandan para que no roben, y me pregunto que mientras vigilan ¿dónde queda la razón para la que se les paga?. De manera escandalosa convocan a los ciudadanos a la calle para que griten por nada. Sabiendo que el tiempo no vuelve, dejan que pasen los días estando pendientes sistemas de educación, trasvases de agua, puesta en práctica de proyectos básicos o dotando a los ciudadanos de nervios de acero porque nada camina, todo tiene que esperar, nada se decide, todo es fruto de conversaciones que no se llevan a efecto y reuniones que acaban sólo ... en nada.
Necesitamos más tiempo libre para vivir, y nos lo tienen gastado en un vacío inexplicable. Es irritante. Pónganse a trabajar si quieren, pero no nos agoten con estupideces que sólo a ustedes interesan. Mi tiempo no está valorado por nadie, pero también se me acaba, y en éso es en lo único en lo que nos parecemos, dueños de mi vida.