2 de junio de 2014

¿DÓNDE ESTÁ LA REINA?

Yo a lo mío. La cosa de las mujeres invisibles me crispa. Hoy ha abdicado nuestro Rey, al que profeso un auténtico y sincero agradecimiento, y ¿se ha ido solo? Menos mal que en el discurso de seis minutos y veintiocho segundos le ha dedicado diecisiete segundos a la Reina, pero parece que se ha deshecho de ella ¡por fin!
Su Majestad La Reina se merece algo más. Siempre ha estado en su sitio, o se ha ausentado cuando correspondía. Ha guardado el más exquisito silencio de gestos que nadie puede practicar si se le pone en el disparadero de situaciones como las que ha vivido. Ha navegado entre el papel de reina, madre y abuela como poca gente conozco, y asumió el papel de suegra protectora y adiestradora del futuro que había elegido su hijo con enorme elegancia y un cariño manifestado de cara a la gente, o en privado, que todo luego se nota en las miradas o las posturas a la hora de elegir dónde colocarse de cara a la galería.
Seguirá estando ahí, no lo dudo, pero se merece algo más. Ha sido un pilar fundamental en nuestra historia reciente, ha sido lo mejor que hemos tenido, proporcionando seriedad y cordura en las cosas domésticas, y dudo mucho que esta decisión tomada por el Rey no haya sido consensuada con ella, una madraza que, como casi todas, tiene enorme debilidad por los hijos varones.
Gracias Majestad, vaya donde vaya a estar y haga lo que haga. Se merece algo más que el olvido. Sigo echando de menos una fotografía de Su Majestad en el despacho del Rey. Soy una sentimental, ¿qué le voy a hacer?