24 de agosto de 2020

HUÉRFANOS

 



LA ALDABA
MATILDE MURO
Lunes, 24 agosto 2020, 08:23


LA sensación que me rodea desde hace unos días es la de orfandad. Recuerdo con espanto la desaparición de mis padres de la vida cotidiana, y cuántas cosas han pasado desde entonces que les hubieran hecho felices, y que a mí me habría encantado poder contarles, compartir día a día y cansarlos con ocurrencias, visitas inesperadas, charlas hasta el amanecer, y preocupaciones silenciadas, pero compartidas con miradas que todo lo dicen.

Echo de menos su cercanía física, las llamadas diarias para preguntar qué se come, qué se tiene programado, qué es en lo que enredo o qué ocurrencia ando maquinando, pero siempre desde cerca, a tiro de piedra y sin otra distancia que no sea la del tono de voz.

Tengo esa impresión hace días porque me parece que todo anda manga por hombro. Los que deben ocupar puestos de responsabilidad están lejos, no se ocupan de las cosas, no aparecen para que no los veamos, se esconden, no preguntan si hay para comer, si tenemos frío o calor, si se nos viene el mundo encima o son solo apreciaciones de los becarios que ocupan los máximos puestos de responsabilidad en los medios de comunicación.

En medio de un lodazal como el que nos ha organizado la falta de salud, se decretan vacaciones a la espera de momentos peores, y me llevo las manos a la cabeza, porque si se sabe que viene lo malo, se me ocurre pensar que lo mejor es tratar de evitarlo, pero no. Todos a veranear, lejos, sin agendas, ocupados en mirarse el ombligo, echando balones fuera y desmontando el poco orden conseguido en las últimas décadas.

Por si acaso nos quedamos huérfanos del todo, y a ellos les pilla fuera el accidente de su muerte, nos han dejado en manos de la justicia, que anda desnortada dictando sentencias contradictorias al sentido común, porque a ellos también los han dejado solos con la legislación a medio hacer, dividida en diecisiete reinos de taifas y cada uno campando por sus respetos. Los de los acuerdos es mejor ni nombrarlo, porque vienen mosquitos de Egipto y nos matan. Los buenos modos han durado el tiempo de una pintada en la carretera y la posibilidad de ver si podemos recuperarnos al salir de la UVI en la que hemos estado tres meses, con alguien que nos gobierne con sentido común y sin robarnos a cada paso que dan, no existe.

Ese precipicio inmenso que se extendió ante mí cuando murieron mis padres, porque me sentí sola, desamparada, sin tener a nadie que me escuchara en ese momento, cuando me apetecía hablar o emprender algo, porque me quedé en el aire sin saber volar, porque no supe que el desierto de abrazos, cariños, besos y silencios cómplices iba a ser mi nuevo hábitat , porque no pude leer que me habían firmado, con su marcha, el certificado de adulto independiente, ese mismo sentimiento lo tengo ahora, porque no hay nadie que nos ayude a remontar duelos, economías rotas, negocios cerrados, enfermedades que acosan y lo que es peor, no encienden la luz de un futuro prometedor.

Mis padres, sin embargo, siguen siendo mi faro, y lucen sin parar.



10 de agosto de 2020

PIELES

 

IMAGEN INTERNET. COCODRILOPEDIA.

MATILDE MURO

NO dejo de mirar las fotografías del espanto ocurrido en Beirut. Pocos son capaces de calibrar la tragedia de una ciudad destruida sin razón que lo justifique. Una ciudad, que es una nación. Una nación que es el fruto de la mala convivencia entre los que la habitan. Esa nación que es el reflejo de nuestro mundo actual, preñado de corrupciones que hacen de los ciudadanos seres inertes y sangrando, por dentro y fuera, cuando los gobernantes se ocupan de todo menos del oficio de ordenar la convivencia con los recursos disponibles.

Beirut es España en general. Somos especialistas en destrozarnos, en hundirnos, en recauchutarnos a todas horas asumiendo acontecimientos que no tienen por qué ocurrir, porque como españoles, ciudadanos, libaneses, seres humanos en definitiva, no hacemos otra cosa que reclamar tranquilidad por favor.

Cuando minorías asolan los puestos de gobierno, y se cubren con ineptos a los que echar la culpa, en la piel de los países aparecen grietas que se tapan con barro, se infectan y nunca sanan, si no es a fuerza de más barro, más alcohol, armas, guerras, prostitución, y nuevas grietas donde, en origen, hubo pieles sensibles.

Esa piel inicial cambia de color. Ya no es lo transparente que vimos cuando nació. Hay manchas, aparecen laceraciones y por algún lado sangra. Hay que taparlo con más corrupción, con más horror y más desencanto general y surgen las ojeras en los pueblos, la mala alimentación, la tortura de los sentimientos y las pocas ganas de salir adelante porque siempre, siempre, ganan los mismos. Y siguen ocasionando grietas en la piel que de nuevo se tapa con otros menesteres que resultan al final mentiras, inventos, secretos de Estado que todo el mundo conoce, denuncias infundadas, detenciones injustificadas y prensa censurada a fuerza de disparos en la nuca de los que se atreven a contar la verdad.

Y las pieles cambian de color. Los países se vuelven facinerosos, peligrosos, agresivos, la vida deja de tener valor, las cosas mínimas desaparecen porque ¿de qué sirve ver reír a tu nieto?, ¿a quién interesa que ese día inauguras tu exposición?, ¿quién sabe que ha salido tu primer libro a la calle?, a nadie porque todos andan pendientes de la nueva herida en la piel del terreno que te ha visto nacer. Es mucho más importante echar cuentas de lo que nos han robado, lo que nos insultan, cómo nos maltratan, que lo que tú, como ciudadano impecable, aportas viviendo en paz.

Un día, paseas por la calle, miras a alguien que no te gusta mucho, te acercas por curiosidad y eres devorado por ese ser que, oculto tras la matas del boletín oficial de turno, ha abierto la boca y te ha tragado dejando fuera las piernas pataleando y el tronco deglutido en medio de un charco de sangre. No has sabido distinguir el color del cocodrilo en el que se ha transformado la piel de tu país, por el que trabajabas, del que estabas enamorado y a veces presumías de haber nacido en él.

Corrupción fue el diagnóstico de la autopsia.


https://www.hoy.es/extremadura/pieles-20200810000450-ntvo.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com%2F