24 de marzo de 2020

BUENISMOS



Buenismos

MATILDE MURO
ESTOY en casa y oigo por todos los medios de comunicación posibles lo buenos que vamos a salir, una vez eliminadas las prohibiciones de tránsito.
Alucino con lo que oigo, del mismo modo que me deja pasmada la creencia de que vamos a cambiar a mejor después de este sofocón económico, emocional, social, político, religioso y familiar.


Ahora resulta que estar en casa nos va a modificar los comportamientos de manera radical, y que vamos a salir como de una sauna, masaje, sesión de yoga y meditación al tiempo.
¿Alguien se cree que van a dejar de pegar a los médicos en su consulta si no les receta lo que se les pasa por la cabeza? ¿Alguien cree que a los funcionarios no se les va a ningunear por el mero hecho de ser funcionarios? ¿Están seguros de que se va a acabar la envidia en este país? ¿Volveremos a saludar con la misma mirada de confianza al vecino al que han visto pasear al perro más de lo que consideran necesario? ¿Volveremos al mismo café sin exigencias de nuevos hábitos? ¿Compraremos en tiendas de barrio y ayudaremos a los de cerca a remontar la ruina? ¿Dejaremos de llevar a los ancianos a residencias sin control? ¿Seguiremos queriendo tener niños ruidosos? ¿Amaremos la música después de estar escuchando durante semanas el ensayo del trompetista de arriba? ¿Nos parecerán las campanas tan amables como cuando resultaban útiles?
Según todas las predicciones vamos a dejar de abandonar a las mascotas; cuidaremos nuestra alimentación como nunca lo hemos hecho; saldremos a hacer deporte saludándonos como hermanos; se acabarán las broncas en las colas; devolveremos los paquetes de papel higiénico a los supermercados; empezaremos a pensar que los refugiados, los de otra raza, los distintos, los que viven solos, los poco agraciados y los incapaces son dignos de consideración.
Pues nada de eso es verdad.
Seguiremos siendo igual de canallas, malencarados, envidiosos, competitivos y vengativos que siempre.
Nos habremos alegrado del fracaso del que triunfaba haciendo lo que le gustaba. Disfrutaremos con la ruina del que había hecho dinero sin descanso. Seguiremos odiando a los funcionarios porque cobran todos los meses. Patearemos el hígado del que ha hecho dinero atendiendo la miseria de los hospitales. Sangraremos la conciencia de los que se han empeñado en encerrarse sin decir nada a nadie.
No habremos leído nada. La música nos sobra. La radio nos estorba. El teatro, cine, literatura, ópera, idiomas... todo lo que nos han ofrecido gratis, nos ha sobrado, porque somos los mejores antes y después de la tragedia que estamos viviendo, porque es una tragedia, y no hay nada bueno en ella.
En Estados Unidos se ha disparado la venta de armas en un cuarenta por ciento, en lugar de destinar sus ahorros a acaparar papel higiénico y mascarillas. Es un comportamiento salvaje, que preconiza las muertes por violencia familiar en los días que se les avecinan, porque van con retraso.
Vamos a ver si no tengo que denunciar al que he visto pasear con el gato atado por el cuello desde hace diez días.

No hay comentarios: