SIN ELLOS
Hace unos días ha ocurrido algo significativo para la sociedad española: los sindicatos y la patronal han firmado el acuerdo de subida de salarios más importante para este país que nadie pueda imaginar, pero han pedido a los políticos que no se acerquen, que no aparezcan en la fotografía, que no quieren que el acuerdo se manche.
Es tremendo. La desafección de la sociedad civil por la política en España alcanza límites alarmantes.
No se puede organizar una asociación, un acto civil, una conmemoración de algo, que no haya quien pida que por favor no se politice. Que no acudan políticos a esos momentos en calidad de cargo del tipo que sea, si quieren, que vayan con el documento de identidad, pero ninguna acreditación. Da miedo incluir a alguien en los protocolos de celebraciones que la política financia porque se desarrollan batallas soterradas que dan pánico, y sería estupendo que quedaran escondidas, pero luego las consecuencias las paga el tesorero, el presidente, el secretario o el que pasaba por allí a dejar un ramo de flores a la imagen que se venera o al escritor al que se aclama.
Necesitamos a los políticos. Son el esqueleto del organismo democrático con el que nos movemos, pero no son conscientes de que nosotros, la sociedad civil, somos el músculo que hace caminar a ese paquete de huesos ordenado.
¿Cómo es posible que no se den cuenta de que no son bien recibidos a pesar de los votos contados y bien intervenidos en las urnas? ¿No detectan lo que se mueve a su alrededor? ¿No se dan cuenta de que cada vez son menos los que, con una cierta formación y experiencia, se les acercan a opinar? ¿No saben que en las alturas falta el oxígeno y el cerebro se paraliza?
Me causa alarma la falta de diálogo constante, el uso del insulto como arma arrojadiza contra todo, el “y tú más” ante cualquier cruce de argumentos, y que las discrepancias sean siempre reproches.
Los que desde lejos, pero con la capacidad de estar bajo el agua como batiscafos que todo lo ven en medio del silencio, apreciamos, leyendo y escuchando lo que sale de los argumentos esgrimidos por todos los partidos, que no hay formas, que se han perdido los modos, y nos asustamos porque nos lo creemos. Pensamos que están a la greña constante, que nos van a meter en líos de los que no vamos a poder salir si no es con armas mortíferas, que es mejor no opinar porque nos va a caer la del pulpo, y a lo mejor, lo más inteligente es ir preparando las maletas para salir corriendo en el momento en el que todo estalle a manos de los que votamos inocentemente, como si nos fueran a arreglar la vida, o por lo menos, ordenarla.
El desplante de la firma de los convenios parece la punta del iceberg, ese monstruo larvado que cuando asoma inunda, ahoga sin contemplaciones y destruye todo lo que coge a su paso.
No sé si va a ser fácil que se enteren de que sin ellos se puede vivir. Con ellos, tendrán que cambiar las formas.
Matilde Muro Castillo
Artículo publicado en el diario HOY de Badajoz el 15 de mayo de 2023
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