5 de octubre de 2020

DETALLES

 



Detalles

MATILDE MURO

He conocido, por casualidad, las consecuencias de los detalles que no atendemos porque nos cansan.

Llamo a un teléfono que aparece en una web y cuando pregunto por el destinatario que figura en la información, me responde una señora y dice que por favor dejemos de llamar de una vez. Por favor, insiste, déjenme descansar. No puedo más, no puedo vivir con esto. No conozco a esa persona, no sé quién es, no puedo arreglarlo, pero no puedo estar sin teléfono. Tengo hijos fuera y me llaman cuando salen y cuando llegan. Tengo hermanos mayores que no saben de móviles y hablan por este teléfono. Me llaman desde primeras horas de la madrugada hasta el anochecer. No puedo más.

De verdad que angustiaba. Me puse en su pellejo y creo que me habría cambiado hasta de país y, a pesar de su queja lastimosa, de que me contó su vida, es verdad que ella no podía hacer nada. No disponía de los medios para cambiar esa información de internet porque no tenía ordenador, no sabía quién había hecho esa página, no conocía los titulares del negocio y el único teléfono que aparecía era el suyo, al que no podía llamar porque estaba siempre comunicando cuando lo intentaba.

Ese simple detalle le estaba arruinando la existencia.

El acerado de la calle más transitada de una ciudad, tiene dos o tres baldosas mal alineadas. Resulta casi imposible no tropezar en ellas si transitas por el lugar, y se han producido numerosas caídas. Es una tontería, ya lo sé, pero no se puede arreglar porque es imperceptible. No se mueven las baldosas, no se han desprendido del suelo, no parecen rotas ni mal colocadas, pero ese detalle tira al suelo al que camina creyendo que la senda es uniforme.

Se ha llamado a los técnicos, se dice que algo está mal, que es una nimiedad, pero que las personas, los niños y quien transite sin necesidad de estar mal de los andares, se va al suelo. No se puede arreglar. No hay nada mal, es un detalle minúsculo que no justifica el esfuerzo del gasto, pero que a más de uno le ha arruinado la existencia.

Las tapas de los cubos de la basura que hay que levantar con las manos para depositar las bolsas son de tal tamaño y envergadura que hace falta fuerza para sujetarlas en lo alto y evitar que te aprisionen los brazos cuando cierran. Es una tontería, un detalle estúpido, pero hace que las bolsas se queden en el suelo, o los usuarios tengan reparos en llevar los excrementos a su sitio, porque corren riesgo de romperse los brazos. Se quejan las autoridades de que no se hacen debidamente los trabajos de educación cívica, pero a veces esos detalles de los cubos de la basura en los que no entran los cartones aunque los patees, no puedes con las tapas porque son desproporcionadas, o no sabes qué poner en los amarillos esos de la mala suerte, te amargan la existencia.

Detalles que a nadie importan, que es absurdo mencionarlos con la que está cayendo, pero son esas las gotas que desbordan los vasos.


https://www.hoy.es/extremadura/detalles-20201005002843-ntvo.html


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