8 de febrero de 2021

LA MINA

 


Foto de Instagram. Sin autor conocido.





LA MINA

Matilde Muro Castillo


En todos los medios a disposición del dinero, que son muchos, aparece la oportunidad de excavar a dos kilómetros de Cáceres una mina de litio, que dicen que va a cambiar el mundo.
En esa apreciación no se equivocan. Va a cambiar el mundo de una ciudad como Cáceres, asentada en el mismo lugar hace más de dos mil años, superviviente de guerras, enfrentamientos y miserias humanas, afianzada en su forma de ser humilde y poco chillona, en la que su principal caudal son los habitantes que, siglo tras siglo, han crecido creyendo que era el mejor lugar para criar a hijos que, sin grandes oportunidades, salieron al mundo a crecer y ser ellos mismos en otro lugar.
Es una forma de vida. Nadie se lo puede reprochar, pero nadie tiene derecho a hundirlos por una cuestión de dinero.
Ofrecen poner patas arriba veinte siglos de historia a cambio de mil puestos de trabajo y trescientos millones de euros. Ofrecen oscurecer la luz de la ciudad con polvo que todo lo pringa. Ofrecen destruir el paisaje de una sierra, la de La Mosca, con impacto ambiental que lo más probable es que contamine los acuíferos de una ciudad que no tiene río, que no tiene más agua que la subterránea y las acumulaciones a cielo abierto que se producen cuando llueve, y es probable que llueva suciedad, polvo y veneno sobre el agua que se beba.
Entrarán como elefantes en cacharrería en un lugar habitado por la paz de la dehesa, la sequía insoportable de los veranos y el soportable frío invernal, porque no es húmedo.
El plan durará treinta años y ahora dicen también que se van a comer el campo cercano al proyecto de instalación de la religión budista en Cáceres.
Imaginemos que han transcurrido treinta años. Cáceres será inhabitable, la gente se habrá alejado del lugar, nadie vendrá a rezar su religión (la que sea) y al final pasará como ocurrió en el paisaje de Las Médulas de León, esquilmado por los romanos buscando oro: muy bonito pero inhabitable después de dos mil años.
La contraprestación al daño es tan absurda, causa un cambio tan brutal, es tan escandalosa, que parece mentira que alguien se lo haya permitido plantear. Si leen ABC del 30 de enero de 2021, se les pondrán los pelos de punta. Si leen la opinión de profesor Mora Aliseda en el periódico Extremadura del 31 de enero de 2021 acerca de las bondades de la mina, se llevará las manos a la cabeza, porque confía en la administración como vigilante de condiciones que no se pueden cumplir, si se leen otros artículos, empieza a oler a sucio.
La mina es una canallada, otra más, en el terreno de los que nunca gritan porque hace falta dinero para gritar y no lo tienen. Con dinero comprarán voluntades de los que pueden aprobar el proyecto, y los ciudadanos tenemos la obligación de manifestar nuestra oposición a que deshagan nuestra forma de vida milenaria, nuestro paisaje y nuestras religiones.
La religión del dinero, sólo aporta muerte, violencia y degeneración.
Si quieren coches eléctricos, hay que cambiar el sistema. Investiguen en coches de agua de mar, que de esa hay mucha y Cáceres no tiene.

Artículo publicado en www.hoy.es el día 8 de febrero de 2021.



3 comentarios:

Unknown dijo...

Seria una pena y horror, que dejara hacer la mina 🤔🤔🤔🤔

Unknown dijo...

Como estás guapa no,nos vemos nada😘😘😘😘

Juan Muro dijo...

Cuánta razón tienes!
Pero día a día vemos peligrar esta ciudad porque la mina está cada vez más cerca, y ya huele a miedo.