28 de octubre de 2025

MIS CHICAS

 


Hace muchos años publiqué en este periódico un artículo con el mismo título. Hace muchísimos años de aquello, y hoy, con el estómago revuelto, tengo la necesidad de repetir lo que las mujeres son en mi entorno y en el del mundo en general, porque parece que el síntoma de “nosoynada” se apodera del panorama que, extendiéndose desde el subsuelo hasta las más altas cumbres, asola al género femenino.
Las personas que han rodeado mi infancia y desarrollo posterior, son mujeres. Madre, hermanas, profesoras, la señora Mari, nuestra panadera, las amigas de mi madre, las modistas, las lavanderas, las profesoras en casa después del colegio, las preparadoras de oposiciones, las recepcionistas del taller del primer coche que tuve, la única amiga que mantengo de mi profesión, la conocida que siempre está, la madre de mi ahijado, la persona que trabaja en casa hace más de cuarenta años, la paseadora de mis perros, la frutera de todos los días, mis amigas muertas… en definitiva el armazón de mi día a día, sin el que no podría sobrevivir, ni haber llegado hasta hoy.
Lo más extraordinario es que esto es lo habitual. A todos nos pasa lo mismo. Sin ese andamiaje femenino la vida no tira, el carro se para, lo cotidiano se descompone y saldríamos a la calle como pollos sin cabeza para que alguna mujer que pase por ahí de forma imperceptible, nos diga el camino a seguir, y me quejo de esto. Día a día contemplo con estupefacción cómo nos apartan, cómo resultamos invisibles estando al frente de telediarios, noticias de radio, dirigiendo periódicos o presidiendo comisiones europeas. ¿Cómo es posible que sólo dirijan los destinos abocados a la destrucción hombres que sólo entienden de poder omnímodo y formas infumables? ¿Dónde están las mujeres en Israel?, ¿qué pasa de las mujeres en Rusia (o como se llame ese sitio)?, ¿quién piensa en China? ¿hay mujeres en China?, ¿qué ocurre en Japón?, ¿dónde aparecen las mujeres del frente en la guerra de Ucrania?, ¿qué poder real tienen las mujeres en España, si no es el grito enfermizo de “Pedro vuelve” porque se marcha el resistente de turno?, ¿por qué salen corriendo “a otras cosas” personas como Nadia Calviño?:porque era brillante, ¿hay mujeres en África?, ¿conoce alguien si se las considera seres humanos?, ¿con quién negocian los esbirros de Putin en África del Sur para establecer mafias asesinas que exportan por todo el mundo?, ¿alguien ha vuelto oír hablar de Kamala Harris, vicepresidenta de Estados Unidos a la que han retirado la seguridad personal?, ¿saben que a Nancy Pelosi, presidenta del Congreso Americano, se le ha determinado la condición de emérita porque su sucesor es el presidente, los dos hoy sin arte ni parte en la política americana?
Seguiría hasta la próxima semana en la que me toque hablar a través de estas páginas, pero el ejemplo más espantoso de nuestra desaparición a manos del género masculino, es Afganistán, donde por activa y pasiva hemos pedido que la comunidad internacional se manifieste y hemos obtenido el más lacerante de los silencios. El horror al que estamos abocadas es la orden de los talibanes de no desenterrar a las mujeres que permanecen bajo los escombros del último terremoto. No son nada, ha dicho un mandatario del opio.
Ante nuestros ojos están provocando el terremoto, sólo queda esperar que nos dejen enterradas cuando todo se desmorone a manos de machitos infumables.

Matilde Muro Castillo.
Artículo publicado en el diario HOY de Badajoz el 29 de septiembre de 2025


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