19 de mayo de 2014

CAMPAÑA Y PAZ

Los que tratan de convencernos de la importancia de votar (algo que debería ser genético en el ser humano), nos alejan de las urnas con la sucesión de despropósitos, boutades, sacaporquerías y alientadebilidades.

Hoy Don Manuel Alcántara dice que los que no leen no necesitan hacer alarde de ello, porque se les nota. Lo mismo digo de los que arengan al voto: no insistan, porque a ustedes se les nota que tampoco les interesa lo más mínimo. Las miradas están lejanas, los comentarios nada tienen que ver con programas, no explican proyectos, no cuentan nada que pudiera interesar y que tenga relación con lo que se juega el pueblo español y menos aún en qué consiste el voto, ahora cuando vamos a poner en manos de Europa el destino, porque así lo decidimos en su día.

Se trata de insultar a los que están enfrente, de amenazar con catástrofes si el otro empieza a cobrar los más de 20.000€ mensuales, si el odio es lo único que se juega uno, si las malas maneras son lo que vamos a decidir. Es decir, que no debemos votar, pero que si no lo hacemos somos unos canallas y dejamos puerta abierta al desmán y la barbarie.



Soy una convencida de la necesidad de Europa por un simple razonamiento: la paz. Si nos dejan sueltos, enfrentados unos contra otros con nacionalismos enfermizos y lacerantes, habríamos desaparecido desangrados a cuchilladas. Todo cuesta. Hemos de renunciar a muchas de esas cosas que creemos imprescindibles para vivir en comunidad, pero al final merece la pena. Si con el voto organizamos de alguna manera la forma de convivir, habremos de hacerlo aunque nos amenacen con equivocarnos de lado a lado.

Por seguir viviendo en la paz que siempre he conocido, estoy dispuesta a cambiar mi voto cada vez que me parezca y me dejen.

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