12 de enero de 2013

LA SINRAZÓN

Mientras la gente se muere de hambre en medio del falso glamour de ciudades construidas con el dinero de los hambrientos cobrado en forma de soborno, a los banqueros se les pone cara de no saber para donde se mira y de decir que ellos obedecen órdenes de la superioridad para sacar de sus casillas a los desahuciados, la Policía, los agentes judiciales, los vecinos, las asociaciones de quienes los apoyan y al que pasa por allí. Estos sujetos, que no atienden a la razón del más débil, sino a la cuenta de resultados de la oficina bancaria para poder seguir cobrando doce pagas extraordinarias y beneficios, se escudan en el interior de sus oficinas y van y vienen a las oficinas de los notarios a constatar que los edificios que van a dejar vacíos de enseres y vidas, están puestos a su nombre y forman, gracias a los silencios y los escudos de la superioridad, parte del pasivo bancario, haciéndolos poderosos.
Este aspecto de la vida española actual me repugna. La falta de sensibilidad, la sinrazón, el odio a los inferiores, la prepotencia del dinero, la ausencia de defensa, la sordera de los que tienen soluciones en sus manos, es lo que hunde más a los que tienen en su espíritu levantar con ilusión un país en el que todos juntos somos grandes, y además los hay que por separado son capaces de hacer también cosas grandes.


Así se me queda la cara ante tanto depredador de la ilusión colectiva.

No hay comentarios: