15 de junio de 2020

PAISAJES

Paisajes

MATILDE MURO
UNA de las ocurrencias de Trump es decir que no tiren las estatuas de los esclavistas, repartidas por todo el país. Imagino que no quieren que en un futuro tiren la suya, en el caso de que se la pongan por algún lado de alguna gran avenida de una gran ciudad, porque allí todo es grande, de un tamaño inabarcable, y de unas entendederas que no hacen justicia a esos tamaños, pero en el que las apariencias engañan porque a fuerza de dinero de quita y pon, lo arreglan todo.
Por el contrario, los europeos nos hemos lanzado a destrozar el patrimonio urbano poniendo tinta roja en esculturas de bronce, o arrancando a señores desconocidos de sus pedestales, o echando al mar cosas que el mar no soporta, porque el mar ya no aguanta nada y dentro de unos años, en medio de una galerna, por ejemplo, nos las devuelve.

Además, hay sonidos que alientan a sacar de los libros de historia a Cristóbal Colón por esclavista, a Gandhi por pedófilo, a Churchill por negrero, a Santa Teresa de Jesús por drogarse y camuflarlo de espiritualidad... puedo seguir, pero es que ahora se ha desatado una furia, además politizada, en la que el revisionismo histórico pone tan patas arriba la vida de los simples paseantes, que el paisaje cambia inevitablemente.
En Sevilla, cuando la gente de Triana cruza el puente para ir a la ciudad, se santiguan ante la capilla de la virgen que hay al comienzo del cruzar, pero imagínense que deciden que esa virgen es producto de un robo cometido por un esclavo que vino de América. Fuera la virgen de su sitio y se acabó la ceremonia del cruce.
Trafalgar Square en Londres es el punto de reunión de los turistas que deambulan por la ciudad. De repente van y deciden que el almirante Nelson era lo que era, y hay que derribarlo como consecuencia de la nueva tendencia. ¿Dónde se van a reunir los turistas? ¿Cuál va a ser el nuevo paisaje?
Puede ser también que el caballo de Espartero de Logroño sea cambiado porque sus atributos genitales hieren la sensibilidad de los gobernantes casposos e incultos.
Ejemplos hay a millón. Monumentos que decoran nuestras vidas son incontables, y ellos recogen paseantes, artistas, lugares de reunión, fotografías irrepetibles, encuentros inolvidables y retazos de Historia con mayúscula, que nos pueden hacer pensar que mejoramos, que nos vamos haciendo sensatos, humanos, capaces de reconocer nuestros errores, y algo menos salvajes de lo que aparentamos.
Podremos optar por no iluminarlas, dejar de colgarles coronas de laurel o quitar calificativos heroicos de las placas, pero nunca hacer como que no existieron.
Sin el conocimiento no hay paso adelante. Sin el saber no hay forma de progresar. Sin la destilación de la vida, que es el estudio de la Historia, y esos personajes de bronce forman parte de ella, sólo retrocederemos.
Es inaceptable que en pleno siglo XXI nos propongamos que las vísceras sean nuestro único aparato generador de ideas.



2 comentarios:

Unknown dijo...

Todo ésto de las estatuas me hace pensar que esperemos que la falta de cultura histórica no nos lleve a quitar figuras por mor del momento, para poner otras estatuas de chichiribailas del siglo XXI. Gracias Matilde por tu saber.

Anaggl dijo...

La ignorancia del pueblo alentada x algunos...