3 de diciembre de 2020

MI TESORO

 







Matilde Muro Castillo.

He tenido la inmensa fortuna de nacer en España, este lugar en el que, además de muchas otras cosas, posee una lengua exquisita y emocionante.
Nuestro idioma ha proporcionado a la humanidad grandes obras literarias, se ha extendido por todo el mundo, es estudiada constantemente, tiene academias repartidas por muchos países, y sirve de referencia permanente cuando se abordan estudios teatrales, poéticos, literarios o históricos que pretendan conocer profundamente el significado de las palabras, e incluso de nuestra forma de comportamiento social.
Cada país podrá decir lo mismo de la suya, pero indudablemente, no todos tienen la implantación mundial del español. No todos pueden presumir de autores como los que crean en español. Ninguno puede hacer gala de la preponderancia de su idioma, el crecimiento exponencial y el número de estudiantes que lo eligen como segunda lengua, respetando la primera siempre como lengua materna.
Ahora nosotros, los españoles, sin saber muy bien la razón que justifica la medida, decidimos por mayoría en el parlamento, que el español no va a ser la lengua “vehicular” en la enseñanza.
Pero ¿qué ha pasado?, ¿qué ha habido que tragar para semejante barbaridad?, ¿qué oscuros intereses justifican tal medida? No es fácil entender semejante atrocidad, cuando nuestra lengua es un tesoro que para sí quisieran muchos, y ahora resulta que nuestros hijos no tendrán que estudiarla como algo fundamental, dependiendo de características geográficas o de los lugares en los que les ha tocado nacer. Es espantoso.
¿Quién ha sugerido tal barbaridad y qué razones han conducido a tragar con ello?
El respeto a las lenguas de cada uno de los territorios nacionales es fundamental. Que en los colegios se enseñe a todos los niños algo de todas esas lenguas, sería muy de agradecer para evitar reproches, populismos, incomprensiones y, sobre todo, enriquecernos intelectualmente todos; pero prescindir del español como la lengua principal, la que todos debemos saber, conocer y estudiar en profundidad, es atroz.
Estas medidas que pasan como si nada, que hacen levantar la voz a estudiosos y nadie hace caso, pero que se implantan creyendo que nadie va a obedecerlas, conducen a situaciones tan dolorosas como la de Cataluña en la que se obliga a que todos los letreros sean en catalán, que no se puedan hacer oposiciones si no conoces el catalán y que no sea grato el idioma español en algunos ambientes, cada vez más beligerantes con la necesidad de la preponderancia de la lengua del territorio.
El español es nuestra vida. Es nuestro tesoro. Es nuestra manera de expresarnos. Forma parte hasta de los silencios, del ritmo de los pensamientos, de la música del alma, y no se puede dejar de enseñar como lengua materna por una simple razón de geografía.
No podemos arrinconar nuestro idioma poco a poco. No debemos dejar de cuidarla, de potenciarla, y nunca se puede usar como objeto de cambio en negociaciones políticas a cambio de no se sabe qué tipo de votos necesarios para qué. 
Es agotador estar siempre a la defensiva, pero los tesoros hay que cuidarlos para que no se pierdan. 

Matilde Muro Castillo.
https://www.hoy.es/opinion/tesoro-20201130000559-ntvo.html?ref=https:%2F%2Fwww.hoy.es%2Fopinion%2Ftesoro-20201130000559-ntvo.html


2 comentarios:

Unknown dijo...

Completamente de acuerdo, Matilde

Unknown dijo...

Diego Hidalgo