28 de diciembre de 2020

RESUMEN

 


RESUMEN

Matilde Muro Castillo. (Artículo publicado en el Diario Hoy de Badajoz el 28 de Diciembre de 2020)


Queridos lectores. Quinientas palabras para deciros que cuando escribo esto me encuentro bien. Supongo que vosotros, si me leéis, también disponéis de la poca salud que este bicho nos ha dejado disfrutar, al menos en compañía.
Año doloroso sin paliativos. Los terribles cambios a los que la pandemia nos ha sometido hacen que deambulemos como pollos sin cabeza, esperando que, si nos acomodamos a esta nueva forma de vida, se quede para más tiempo que para un simple andar a trompicones sobre terrenos pantanosos, como los que los profetas de la vida cotidiana nos avanzan en cada intervención pública.
En este periodo de tiempo he aborrecido las películas violentas. No puedo soportar la agresividad encubierta y sistemática contra las mujeres por el hecho de serlo. He llegado a no conocer los límites de mis ganas de leer, de pasear en silencio y no tener necesidad para nada de la televisión ni de las cadenas privadas de pago, que se adelantan y arruinarán la historia del cine, antes o después.
He descubierto que puedo escribir sin freno día y noche. Me he dado cuenta de que no sé nada de informática, telecomunicaciones, ni siquiera electricidad, y que tampoco ardo en deseos de aprenderlo.
Me reconforta el invierno porque me permite poner en práctica una costumbre que adquirí con el paso de los años y la sensibilidad del termostato, que me hace pasar más frío cada vez: usar jerséis de cachemir y nada más. El armario se ha paralizado en esa prenda y no quiero otra, con lo que la vida se hace más llevadera.
He echado de menos a reporteros fotográficos por las calles, a crónicas gráficas sobre la situación real, a imágenes sin censura, y comentarios libres. Tengo la impresión de que este año, además de salud, hemos perdido más libertad de lo que imaginamos. Esta es la nueva época que nos ha lanzado el bicho. Nos ha atenazado la voluntad de vivir, no nos deja expresar sentimientos amables y prima a las fuerzas de seguridad, que en ocasiones son todo menos seguras y castigan comportamientos habituales, como si fuéramos delincuentes por haber olvidado la mascarilla o acercarnos demasiado a quienes necesitamos.
Ya no hay planes de futuro inmediato. No hay sueños que se puedan cumplir en un fin de semana. No se puede ir a ver a la Gioconda en cuarenta y ocho horas, pasear Lisboa, saltar a Marruecos o conocer Lanzarote. Ya ves. Tonterías de horas, y ni a ver La Meninas puede uno acercarse.
Lo más frustrante es la falta de libertad a la que no me acostumbro fácilmente, porque hace muchos años la viví, y ahora resuenan tambores de imposición porque sí de cosas que no tienen explicación alguna, excepto el oportunismo y la confusión del momento.
Hay tanto de lo que protestar, tratar de comprender y explicar, que la vida de este año se ha transformado en una cuesta arriba difícil de superar. Las relaciones creadas en plataformas cibernéticas, son el ejemplo vivo de la oscuridad a la que estamos sometidos.


3 comentarios:

Gaspar dijo...

Reflexión crítica muy acertada y demoledora para nuestros gobernantes y "asesores" de los mismos, y eso que estamos al principio del túnel.
Es un "aldabonazo" a las conciencias

Gaspar dijo...

Reflexión crítica muy acertada y demoledora para nuestros gobernantes y "asesores" de los mismos, y eso que estamos al principio del túnel.
Es un "aldabonazo" a las conciencias

Gaspar dijo...

Reflexión crítica muy acertada y demoledora para nuestros gobernantes y "asesores" de los mismos, y eso que estamos al principio del túnel.
Es un "aldabonazo" a las conciencias