7 de marzo de 2015

LOS QUE NUNCA LLEGAN

Hace un día espléndido, que a unos molesta porque no llueve y a otros asusta porque aún en su calendario no es primavera y altera los biorritmos programados.
He pasado el día tranquila, removiendo los rescoldos del fuego con el que hice desaparecer antiguos fantasmas de otros, que se apilaban en mi casa sin ocupar más que sitio físico, y he jugado con los perros, leído y disfrutado de la música que siempre me acompaña. Nada que merezca la pena contarse; pero en medio de tanta bonanza han asomado fotografías de reportajes periodísticos de hace años en los que se denunciaba que las cuentas no salen cuando se denuncia que personas de unos países han salido para buscar vida mejor en otros y no hay razón de ellos en ningún sitio, y me he puesto en lugar de sus madres, de las mujeres que mañana se hacen notar en el mundo entero, de esas personas que dejaron de dormir tranquilas el día de la partida del hijo y que se levantan mirando al horizonte esperando la vuelta todos los días, porque de su alma nunca se desaparecerán.
Me duele porque no sentimos lo que hay detrás de las desapariciones y hundimientos, mientras nosotros sigamos a flote.

No hay comentarios: