18 de mayo de 2020

LA TRACA

MATILDE MURO
Empezó. Si el festival de fuegos artificiales no parecía próximo, aquí lo tenemos preparado, porque la traca ha comenzado.
En fases de despeñaperros, cada uno a la suya, el campo de tiro ha quedado libre para que empiecen a dispararse sin piedad.
 
Uno dice que a los ricos no les importa pagar impuestos. Que están deseando pagarlos y no saben cómo. Pero bueno, qué risa ¿Que no saben cómo pagarlos? Lo que no saben bien es cómo evitarlos, o ¿es que ese es ahora el problema del que suelta tal merluzada?
El otro va y dice que el turismo en España es de mala calidad, que no produce valor añadido y que hay que cerrar todo y volver a abrirlo como él cree que debe ser. Que los millones de puestos de trabajo que se pierdan, ya se ganarán cuando él diga. No sé si desde el órgano superior a este luminoso predicador le ha llamado a capítulo y le ha preguntado si toma algo distinto a lo habitual para dormir, si sabe a qué se dedica España, o si conoce el entorno. También puede ocurrir que la encerrona le haya tocado profundamente, esté tan feliz en su casa cobrando y sin hacer nada, que desea eso mismo para los demás, lo que pasa es que el detalle de «cobrando» no es fácil sin salir de casa y pisar la calle.
Ahora viene la del hotel y cesa a un funcionario porque hace su trabajo desde casa, y pasa las facturas a la cuenta general. Al pobre hombre le ha caído la mundial por no preguntar antes, por ser un mandado que hace lo que siempre ha hecho con las facturas de la Comunidad, y ha creído que esos disparates eran los de siempre. Error. Ahora la defensora del alcázar tendrá que rascarse el bolsillo, y sacar de nuevo la manguera de apagar los fuegos de ese partido, que no deja de incendiarse por todas partes.
De frente se asoman a la calle los que están hartos de estar en casa y que no les dejen ir a jugar al golf, disfrutar de que el campo está verde, la hierba recortada por los ciervos y los agujeros redondeados por los conejos, y les dice la señora de la factura que protesten, pero poco. Que se enfrenten entre ellos y obedezcan a las fuerzas del orden, que van a ir a repartirles mascarillas, gel hidroalcohólico para las manos y guantes para las huellas. Que ella paga de su bolsillo (el de ellos) los desperfectos del mobiliario urbano.
Desde más arriba a la derecha se asoma el del tres por ciento y le dice al presidente que él quiere una despeñaperros del 0'5 por ciento, porque del cero le viene mal. Que en Barcelona ya se las apañan con menos, pero que no con tanto.
Ya está el castillo de fuegos artificiales preparado. De momento ha estallado la traca, y cuando nos toque dar lo mejor de nosotros mismos, volveremos a ser los de siempre, los que ponemos los pies en el suelo, las manos en el barro y la cabeza en su sitio para salir.




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